05 Dic El éxito o el fracaso de las historias de amor
Siempre hemos oído hablar sobre historias de amor que han fracasado. Parece incluso que el éxito de una historia de amor está destinado exclusivamente a la ficción, dado que en ese ámbito, el idilio, o por lo menos nuestra contemplación de ese idilio, suele interrumpirse en el momento de mayor auge. Pretender que la vida que solemos llamar real permanezca también suspendida en ese auge de los sentidos como condición para no calificar el trance amoroso como desgraciado suceso, no es sólo insensato, sino que denota una cierta falta de conocimiento sobre el devenir de la existencia humana.
Ahora afirmaré algo que quizá suene ilusorio a muchos, pero que encierra una gran verdad: el amor no puede fracasar nunca porque amor y fracaso son mutuamente excluyentes.
El amor sincero puede tomar diversos cauces circunstanciales porque tiene múltiples vertientes y todas son válidas. Su aspecto evoluciona, crece o se reestructura con el transcurso del tiempo y es necesario apreciar las diferentes posibilidades que ofrece, todas ellas de inmensa belleza. Sin embargo, su verdad es inamovible y no puede perderse nunca. Cuando se nos comunica que una historia de amor ha fracasado y que las personas implicadas han pasado incluso de un extremo al otro, o sea, al supuesto odio, en su afán de posesión de esa historia, debemos entender de inmediato que nunca se trató de amor comprendido en su dimensión profunda o, al menos, que el sentimiento se encuentra en un periodo de crisis que lo conducirá después por un camino nuevo. El amor no puede ni debe ser poseído nunca porque es libertad pura, y, por tanto, tampoco entiende de condiciones.
Cuando hablamos de una historia de amor nuestra mente nos transporta de inmediato a un romance entre dos personas, pero puede tratarse también de un romance con la vida misma, con su diversidad y sus misterios. De hecho, suele darse al mismo tiempo cuando nos abarca en toda su sinceridad. Nos podemos enamorar de un paisaje, de un recuerdo, de un sueño o de esa increíble mirada de los animales sobre la que suelo comentar.
Desde ese punto de vista, toda historia de amor, leída, escrita o vivida, adquiere una dimensión real que va más allá de las problemáticas condiciones que solemos ver por todos lados. Si dejamos que fluya simplemente, que evolucione de la forma necesaria, que parezca incluso olvidarnos para encontrarse de nuevo con nosotros a la vuelta de cualquier esquina, y la recibimos con sus inesperados virajes, ¿cómo es posible el fracaso?
Luna von Herz
Publicado a las 02:42h, 24 septiembreSeguiré esperando a que vuelva a encontrarme por alguna esquina. Espero que para ese momento aún no haya yo atravesado la calle. Encontré la historia justo cuando la necesitaba leer. Gracias por compartir.
Isabel Forga
Publicado a las 11:44h, 24 septiembreMe alegro y gracias por el comentario.