Todo empezó y terminó en tu mirada,
aunque tus ojos estén ciegos al alba
que esconde los secretos primeros
en sus brazos de quietud perfecta.
Fue un pequeño instante de luz
el que recorrió la noche de sombras
para incendiar tu semblante de vida
con la sed de mis palabras solas.
Y ahora, bajos nubes de locura,
abrazas tus lágrimas de lluvia
sin verter tu sonrisa escondida,
la que conozco desde el ensueño,
la que se oculta en cada verso
de mi pensamiento insomne.
No temas el latir de mi delirio
ni la voz que resuena en el gesto
desde la mañana azul y gris
que solo la memoria atesora.
Abre los ojos, aún en sueños,
para atrapar los rincones mágicos
que mis labios han pronunciado
sobre las olas del recuerdo.
Estado de México, abril 2022