Como en mágicos brazos de luna
se desdibuja la pálida noche
sobre su lienzo de platino
y se nutre de miradas el sentir
ante el lago de aquellos tiempos
en los que el ser moraba,
aún solitario y temido,
bajo perdidos senderos de agua.
¿Cómo beber de sus surcos yermos
y de sus áridos umbrales?
Cuando se encienda la rabia,
incontrolable, despierta,
inmensa, atroz, salada,
y sin saber la causa,
nos convierta en esclavos
de un remordimiento infame,
guardad todo solaz ardiente
en lo más hondo del estío
y no descubráis los pies helados
hasta que el cielo les sonría,
como solía, entre cascabeles,
y memorias de antaño.
Si el sendero nos cobija,
anidaremos entre los valles,
junto a sus surcos yermos
y a sus áridos umbrales
hasta el último de los días.
Estado de México, febrer0 2019