Pasos azules detenidos en mis labios,
olvidados entre bosques de suspiros,
como el aire, como el alma,
siempre presentes, siempre ignorados.
La distancia creada por mis pasos,
soñada sin querer,
saciada de recuerdos
que se pierden en el tiempo,
me pertenece.
Y a ti.
Aun cuando el día se ofusca
y respira indiferencia,
aun cuando tu voz
no termina su canción,
conozco cada nota
y sus vibraciones de miel y metal.
Abro mis brazos y tomo el viento,
tomo sus latidos, sus rugidos
y los acuno, los rodeo,
los hago míos de nuevo.
Y a ti.
Ciudad de México, agosto 2008