Las páginas antiguas
se desdibujan, rotas,
bajo el brillo nuevo
del momento inmenso.
No hará falta atrapar
el instante precioso
porque vive siempre
ante los ojos sabios.
Se deshace la espera,
angustia creada,
construcción mental
de un futuro falso.
Lo tengo todo
cuando nada tengo.
La distancia se funde
entre seres diversos
y se observa el dolor
a través de otra piel.
Me cobija el árbol
mientras lo contemplo,
la nube lo cubre
y sus ramas a mí.
El silencio se pierde
en horizontes serenos,
sobre la aguas claras
de un pasado incierto.
Pero… ¿qué hacer
con los sueños secos?
¿Y el dolor perdido
en un rincón oscuro
que vuelve siempre,
traicionero, gigante?
Se ignora porque no existe,
se olvida porque nunca fue,
se traga porque no importa,
me dicen y lo creo.
Hoy
lo creo, lo sé,
lo entiendo, lo abrazo,
y mañana
se enciende la llama ciega,
una vez más
una vez menos
renace la lucha insomne.
No tengo nada,
cuanto todo tengo.
Estado de México, octubre 2021