Isabel Forga | En pos del atardecer
Sitio web y blog de la escritora Isabel Forga con información de sus novelas, poemas, entrevistas y artículos sobre aspectos literarios, culturales e introspectivos.
Novela, Ficción, Guerrera, Fantasía, Poemas, Filosofía espiritual, Viajes, Entrevista, Escritora, Luna, Sol, Mitología, Booktrailer, Batallas, Aventuras
1730
post-template-default,single,single-post,postid-1730,single-format-standard,ajax_updown,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode-theme-ver-12.1.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-5.4.4,vc_responsive

En pos del atardecer

He contemplado atardeceres a distintas horas en muchos lugares. La costumbre se remonta a bastantes años atrás, sobre todo en épocas estivales cuando es más fácil hacer una pausa al final del día para disfrutar la lenta caída del sol tras los edificios o paisajes que el momento me regale. En estos últimos tiempos, han sido montañas lejanas, siempre presentes más allá de calles y casas. Noche tras noche, esa pausa mágica me ha acompañado para diluir los avatares y las prisas de la jornada. La espero, la abrazo, la disfruto.

Sé que el atardecer suele tener connotaciones negativas. Hablamos de ocasos y crepúsculos para suavizar esos temidos finales. Recuerdo un tiempo en que escribía sobre amaneceres porque son mágicos, energéticos y milagrosos, pero no es posible negar la magnificencia de la caída pausada de la noche. Un sorbo de vino, un verso, una franja anaranjada en el cielo, todo se funde en mi paladar.

Recientemente me alcanzó la noticia de que en la mayoría de los estados mexicanos se va a cancelar el horario de verano que permite contemplar esos atardeceres a una hora más adecuada, al menos durante los meses de estío. Y digo que me alcanzó la noticia porque la sentí como un traicionero dardo en la espalda. Por alguna razón, nos sumiremos en un invierno sin fin donde los aguaceros diarios que se suceden por estas tierras durante la primavera, verano y parte del otoño, se aunarán a la temprana caída de la noche.

A mi mente acude con frecuencia en estos días esa “noche oscura del alma” de la que hablaba San Juan de la Cruz, y ojalá se trate en verdad de un proceso de oscuridad que lleve a la iluminación de la conciencia.

Sin duda, estoy juzgando actitudes y circunstancias más allá de lo deseado. He escuchado todo tipo de argumentos, sobre todo de carácter económico, o incluso relacionados con la salud física o mental, que justifican esta decisión. Supongo que el simple gesto de alzar la vista hacia el firmamento para admirar el lento descenso del sol con su cortejo de nubes y tonalidades no es un factor a tener en cuenta. Ninguna de las razones expuestas mencionaba el efecto espiritual de detenerse un momento ante el amanecer o el atardecer.

La mayoría de las personas no parecen muy afectadas por esta situación, y es muy cierto que nos acechan millares de problemas más graves de los que preocuparnos que una hora más o menos de sol en la tarde. Además los días y las noches no saben de horas, sólo prosiguen con su ritual perfecto, más allá de las obsesivas actividades humanas que obligan a organizar su avance en horarios.

Y aun así… mi corazón añorará en lo más profundo esas tardes un poco más largas que permiten disfrutar los atardeceres lentos después de las frenéticas labores diurnas. Solo puedo pensar que la vida sabia encuentra siempre formas de mostrarnos caminos nuevos. Quizá habrá que tomar esos caminos y avanzar por rumbos distintos donde seguir saboreando los anocheceres sosegados, siempre en pos del atardecer.

 

2 Comentarios
  • Paulina
    Publicado a las 14:55h, 31 diciembre Responder

    Con esta lectura espero esta tarde el último atardecer de 2022, deseando que cicatrice las heridas recogidas en el año y abra las puertas a más y nuevas oportunidades de crear la vida deseada en cada inicio

    • Isabel Forga
      Publicado a las 23:22h, 31 diciembre Responder

      Me alegra mucho que hayas escogido esta lectura para la última tarde del año.
      Como bien dices, cada inicio es una nueva oportunidad.

Publica un comentario