Isabel Forga | El temido final de la historia
Sitio web y blog de la escritora Isabel Forga con información de sus novelas, poemas, entrevistas y artículos sobre aspectos literarios, culturales e introspectivos.
Novela, Ficción, Guerrera, Fantasía, Poemas, Filosofía espiritual, Viajes, Entrevista, Escritora, Luna, Sol, Mitología, Booktrailer, Batallas, Aventuras
615
post-template-default,single,single-post,postid-615,single-format-standard,ajax_updown,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode-theme-ver-12.1.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-5.4.4,vc_responsive

El temido final de la historia

¿Quién no ha temido alguna vez el final de una historia?

Tanto si concebimos el tiempo de manera lineal como cíclica, sabemos que todo tiene que llegar en algún momento a un final, o en otras palabras, todo lo que empieza, debe terminar. Así funciona nuestro mundo. Sin embargo, unas personas entienden los finales como definitivos, otras, en cambio, creen que todo final da lugar a un nuevo principio.

No recuerdo cuándo empecé a temer el final de las historias, pero es un dolor que siempre ha estado presente. La identificación con personajes, situaciones, mundos alternos para tratar de conservarlos de algún modo en el corazón y en el recuerdo antes de que desaparezcan puede causar un dolor real. ¿Suena a locura? ¿A deseos de escapar de lo que entendemos como realidad? Posiblemente, mientras no se comprenden las reglas del juego, que por supuesto son aplicables a otros muchos aspectos de nuestra vida, dado que las historias son reflejos de esa vida.

¿Pero a qué se debe ese miedo a los finales que, en mayor o menor grado, a todos afecta? Cualquiera podría decir que es normal que nos asuste pensar en el final de una experiencia agradable o de una relación importante o, por supuesto, en el final de nuestros días o de los de un ser querido en esta tierra, o incluso yendo más allá, el fin de esa tierra misma. También hay que admitir que a veces incluso nos asusta el fin de una situación opresiva porque el miedo a lo desconocido es aún más agobiante.

Como decía, todos conocemos las reglas del juego, pero son pocos los que se adentran en el mecanismo para intentar comprenderlas a fondo. En primer lugar, es necesario entender que todas las formas van a desaparecer para transformarse en otras, puesto que en eso consiste la riqueza y la diversidad infinita de nuestro mundo finito. Y es precisamente nuestra total identificación con ese frágil mundo de formas u objetos finitos lo que nos produce temor y sufrimiento. No obstante, en él se desarrolla nuestra experiencia humana y, por tanto, lo debemos conocer y respetar. Sólo así lo podremos disfrutar, aun con todo lo que conlleva, porque además el mundo de los objetos no comprende sólo lo que consideramos materia, sino también los pensamientos y las emociones.

Por tanto, y por contradictorio que suene, la única manera de disfrutar realmente nuestro mundo de formas es desapegarnos de él. Sólo así dejaremos de sufrir ante los inevitables finales. ¿Significa eso ser indiferentes a todo? Muy al contrario, significa comprender y aceptar la naturaleza de las cosas para aprender a apreciarlas sin contaminarlas con pensamientos destructivos. Por eso se suele decir que el amor auténtico siempre debe ver más allá de la materia, y sólo cuando se ha visto más allá, se puede amar sinceramente esa materia sin el miedo a perderla. Digamos que alguien que pudiera ver este juego maravilloso de formas con absoluta clarividencia lo podría trascender, y realizar lo que calificamos como milagros.

¿Difícil? Ciertamente lo es, quizá por ser demasiado simple para la complicada e incansable mente del ser humano. Pero vale la pena empezar a contemplar otras posibilidades, intentar cambiar de enfoque y desapegarnos un poco de las historias para empezar a vivirlas de verdad.

 

6 Comentarios
  • Tony
    Publicado a las 21:15h, 03 agosto Responder

    Creo haber entendido la gran realidad que nos transmite la autora en su magnífica reflexión. Es bien cierto que todo tiene un principio y un final, incluida nuestra propia vida. Ojalá pudiera llevar siempre en mi mente esta realidad, que aunque por una parte parece triste, por otra parte parece emocionante, y me puede ayudar a disfrutar de muchas cosas del presente, que en infinidad de ocasiones pasan desapercibidas.

    • Isabel Forga
      Publicado a las 23:37h, 03 agosto Responder

      Creo que has entendido bastante bien la idea que quería transmitir. Muchas gracias por leer y comentar.

  • Beatriz
    Publicado a las 19:34h, 08 agosto Responder

    Soy consciente de que siempre que estás viviendo algo, sabes que esa experiencia, ya sea buena o mala, tendrá un final. Mi conclusión es que a veces es mejor no pensar tanto las cosas y simplemente vivirlas.

    • Isabel Forga
      Publicado a las 21:52h, 08 agosto Responder

      Vivir el ahora sin pensar en exceso es la mejor de las maneras. Gracias por leer.

  • Pau
    Publicado a las 15:13h, 08 enero Responder

    A pesar del miedo a los finales, la sola experiencia del amor, de compenetrarnos con personajes que nos permiten vivir otras vidas, de la amistad, de los momentos bellos….es una pequeña probada de eternidad.

    • Isabel Forga
      Publicado a las 01:59h, 09 enero Responder

      Así es y debemos ir aprendiendo a vivir día a día. Gracias por tu lectura y tu comentario.

Publica un comentario