Isabel Forga | El sentido de la paciencia
Sitio web y blog de la escritora Isabel Forga con información de sus novelas, poemas, entrevistas y artículos sobre aspectos literarios, culturales e introspectivos.
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El sentido de la paciencia

Observo la página en blanco que tengo frente a mí. Una tarde de sábado más ha llegado después de otra semana de trabajos y ajetreos, y tal vez logre repasar varios párrafos de mi novela para avanzar algunos más. Serán solo unas cuantas frases en un proyecto de cuatrocientas o quinientas páginas que, si logro llevar a cabo, me tomará seguramente varios años, día a día, semana a semana. Dicen que la labor de escribir requiere una gran dosis de paciencia.

¿Se necesita realmente paciencia para escribir una novela o para aprender a tocar un instrumento o a hablar otro idioma? ¿Debemos armarnos de esa paciencia para emprender cualquier proyecto a largo plazo? En el plano circunstancial o mundo de los objetos en el que nos movemos, la paciencia y la constancia parecen ser el secreto para alcanzar muchas metas. Sin embargo, la paciencia deja de ser necesaria cuando nos enfocamos en el momento presente y no en alguna construcción de futuro imaginario.

La mente humana tiende a viajar hacia ese futuro inexistente y perder de vista lo que tiene ante sí, es decir, a enfocarse en el final del camino ignorando cada uno de los pasos necesarios y preciosos. Esperamos con ansia que los días avancen para llegar al fin de semana o a unas anheladas vacaciones, pero después, el proceso se reinicia al mismo tiempo que la ansiedad.

Sin duda me alegraré cuando tenga entre mis manos ese libro que me llevó años escribir, y celebraré el día en que pueda leer un texto o comunicarme con alguien en un idioma extranjero que estudié y practiqué quizá durante décadas. Pero, ¿no fue el proceso de crear la historia y aventurarme con sus personajes frase a frase y momento a momento lo más profundo del proyecto? ¿No saboreé el sonido de cada palabra nueva para unirla con otras y disfrutar esas combinaciones casi musicales?

Etimológicamente hablando, el término paciencia implica sufrimiento, y el sufrimiento necesita una mente que sufra. Un árbol, por ejemplo, puede vivir cientos o incluso miles de años sin necesidad de paciencia porque está presente en cada momento y no perdido en tormentosas cavilaciones. No se trata de aniquilar el pensamiento, sino de aprender a usarlo a nuestro favor. ¿De qué nos sirve un instrumento tan complejo si genera sufrimiento constante y autodestrucción?

Es precisamente la separación entre lo que estamos viviendo, que es siempre el momento presente, y lo que nuestra mente proyecta, lo que produce impaciencia e incluso el famoso estrés. En el instante en que nuestra atención se centra en el presente y lo acepta tal y como es, sin esperar que evolucione en algo distinto lo antes posible, la angustia desaparece.

¿Y qué pasa cuando el presente toma una forma desagradable y nos hallamos en una situación difícil? ¿No es lógico en ese caso esperar con impaciencia que las circunstancias mejoren en un futuro cercano? Está claro que la mente se enfocará en el momento imaginario en que todo se resuelva, y la impaciencia aparecerá, pero también es necesario entender que aunque un problema se solucione, pronto surgirá otro obstáculo porque así funciona nuestro mundo de formas cambiantes. A veces, solo hay que tomar un poco de distancia y observar el torbellino a nuestro alrededor, aunque eso no significa que no haya que esforzarse en mejorar la situación siempre que sea posible.

La paciencia es ciertamente un primer paso valioso mientras aprendemos a aceptar la naturaleza del plano circunstancial con la forma que esté tomando. Podría decirse que el verdadero sentido de la paciencia es llegar a entender que no la necesitamos.

2 Comentarios
  • Paulina
    Publicado a las 16:36h, 14 mayo Responder

    Curiosamente, desde que aprendí a disfrutar el proceso y el presente, aprendo más rápido y desarrollo más habilidades, lo que hace que no requiera tanta paciencia para esperar a que llegue ese futuro anhelado.

    • Isabel Forga
      Publicado a las 00:27h, 15 mayo Responder

      Exacto, en el ahora no hace falta paciencia. Es la separación entre el momento presente y la proyección futura lo que genera impaciencia.

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