22 Jul Los múltiples ángulos de la historia
Durante mi época universitaria, hace ya algunos años, una eminente doctora y excelente profesora, a la que nunca he olvidado, me enseñó algo muy valioso a partir de un texto literario*. La lección se basó en una cuestión que todos conocemos en teoría, pero que muy pocos ponemos realmente en práctica. Me refiero al hecho de que toda historia tiene al menos dos lados o puntos de vista, y es probable que sean muchos más, tantos como personajes o lectores. Esta enseñanza, claro está, se puede aplicar a todos los aspectos de nuestra vida.
La personas solemos apegarnos tanto a nuestra opinión que casi siempre perdemos la perspectiva. Esa opinión la construimos a partir de nuestra historia de vida, de las circunstancias en las que nos encontramos con todos sus condicionamientos, y de las personas con las que hemos tratado. Es natural que suceda así. Sin embargo, solemos olvidar que las historias, circunstancias, condicionamientos y personas que forman otros puntos de vista opuestos pueden contener tanta verdad, o a menudo tan poca, como los propios. De esta ceguera que sufrimos surgen normalmente los conflictos más graves, incluso los más sangrientos.
Los seres humanos nos alimentamos de una voz incesante a la que llamamos pensamiento. El pensamiento, por supuesto, es de gran utilidad para nuestras labores y desarrollo, siempre y cuando no nos domine, que es lo que suele acabar ocurriendo la mayor parte del tiempo. Los pensamientos que nos inundan, consciente o inconscientemente, se construyen a partir de vivencias pasadas y se proyectan hacia un futuro inexistente, por lo que no poseen, por así decirlo, realidad como tal. No obstante, controlan nuestras emociones, acciones y reacciones de manera general, y en muchas ocasiones acabamos atrayendo a nuestras vidas aquello que más tememos.
¿Debemos entonces intentar deshacernos de los pensamientos? No, eso no es posible para la mayoría de los mortales, y además el pensamiento es evidentemente necesario, sobre todo si lo usamos de forma beneficiosa. Lo que sí podemos hacer es aprender a observarlo y no creer al pie de la letra todo lo que nos dice para ir distinguiendo entre los diferentes tipos de pensamientos. Hay días en los que, si analizamos un poco lo que pasa por nuestra mente, nos daremos cuenta de que un recuerdo negativo sobre algo que quizá no tiene ya ni siquiera importancia, está influenciando nuestro estado de ánimo y afectando nuestras tareas o relaciones con otras personas en el presente de manera absurda.
Por fortuna, está en nuestra mano darle la vuelta a la tortilla, por expresarlo así. Podemos usar el pensamiento para contemplar nuestra historia de vida como una valiosa y necesaria trayectoria, aun en sus momentos más difíciles, sin permitir que eso perturbe nuestra existencia hasta convertirnos en seres infelices. Y una vez más, los libros nos abren la mente hacia puntos de vista distintos, derivados de las trayectorias más diversas para que entendamos el valor de otros mundos, opiniones y experiencias. La verdad no la conoceremos nunca limitándonos a defender construcciones mentales, sino abriendo el corazón con sinceridad para alejarnos de la inconsciencia. Esa apertura es el único camino verdadero de una humanidad que lleva milenios sumida en una batalla continua de egos contra egos.
* El texto al que me refiero es una novela titulada en inglés Wide Sargasso Sea de la autora Jean Rhys, que ofrece un punto de vista muy distinto sobre un personaje mencionado en la novela clásica de Charlotte Brontë, Jane Eyre.
Tony
Publicado a las 00:35h, 26 julioPienso que si todos, o al menos algunos de nosotros, aprendiéramos un poco de lo escrito en este magnífico artículo que acabo de leer, este mundo sería, sin duda, un lugar mucho mejor.
Isabel Forga
Publicado a las 03:07h, 26 julioMuchas gracias por el comentario.
Paulina S.
Publicado a las 14:58h, 03 noviembreEste texto me recuerda a la conferencia que dio la escritora Chimamanda Ngozi Adichie en el que resalta que esas historias a las que nos aferramos, sea por haberlas aprendido por herencia o haberlas creado nosotros, nos llenan de prejuicios, de verdades incompletas.
Isabel Forga
Publicado a las 16:11h, 03 noviembreMe haces un gran honor con tu comentario.
Mireia*
Publicado a las 05:52h, 05 noviembreHoy este texto me viene que ni pintado.
Por cierto, es brillante.
Mi”
Isabel Forga
Publicado a las 11:40h, 05 noviembreMil gracias por el comentario. Me alegro de haber sido de alguna ayuda.