22 Feb ¿Son los libros los que escogen a sus lectores?

Observo el libro que tengo frente a mí y entiendo que de algún modo también él me observa.

Con el paso del tiempo he aprendido que las historias nos escogen en función de nuestras necesidades, de las que en la mayoría de los casos ni siquiera somos conscientes. Es una de las formas que tiene la vida para irnos guiando. Por ejemplo, de entre la infinita cantidad de novelas escritas, sólo algunas se cruzan en nuestro camino y no siempre se trata de las más célebres. Nos llaman de maneras diversas: a través de un comentario escuchado en algún lugar, mediante un inesperado contacto visual en el escaparate de un librería, a partir de otro texto que también nos ha salido al encuentro o tal vez nos llegan con envoltorio de regalo.

Las personas hablamos de casualidades cuando no entendemos las razones que se ocultan tras las situaciones, hechos, objetos o seres que se incorporan a nuestros días. Pero si nos dejamos llevar por esa intuición perfecta que a veces vislumbramos, entenderemos que todo tiene un motivo y sólo debemos mantenernos alerta para ir descifrando los mensajes que nos van siendo entregados. Los libros son maravillosos mensajes de vida que aterrizan en nuestro camino y nos señalan nuevas rutas de aprendizaje.

La mayoría de las personas vivimos de manera inconsciente. Nuestra vida se desenvuelve a partir de incesantes pensamientos desordenados que nos acometen día y noche enviándonos en direcciones diversas entre desesperantes altibajos. Al mismo tiempo, esos pasos inconscientes van creando una serie de consecuencias que solemos llamar buena o mala suerte. Sin embargo, las religiones dhármicas, con origen en la India, hablarían de karma para referirse a esas consecuencias de nuestros actos y pensamientos. La idea es que el camino inconsciente se vaya tornando más consciente para empezar a comprender esas verdades que se disfrazan de casualidades.

La próxima vez que tengas un libro frente a tus ojos, reflexiona un momento antes de lanzarte a sus páginas de manera más o menos inconsciente porque entre la innumerable oferta de volúmenes de todos los tiempos y de todos los tipos, la vida ha puesto en tus manos uno determinado en un momento específico. Por lo tanto, es necesario dedicarle el tiempo y el respeto que sus palabras se merecen. En realidad, es un proceso mágico. Pocas veces tratamos de imaginar la circunstancia o la situación en que la persona autora plasmó sus pensamientos y sus sentimientos en esas páginas. Puede tratarse de alguien contemporáneo o de otro siglo, de otro país, de un contexto histórico o social muy diferente al tuyo, y sin embargo, ahí están sus palabras, como un regalo. Existe una gran belleza en esa transmisión de conocimientos y emociones que no debemos pasar por alto.

Si empezamos a ser más conscientes de estos detalles que se nos ofrecen día a día, así como de nuestros actos y pensamientos, nuestra vida se enriquecerá de manera inimaginable, y otorgaremos mucho más valor a esas palabras que, rompiendo los límites de espacio y tiempo, han llegado a nosotros por alguna maravillosa razón.

La pregunta para este Entre líneas surge del texto La intimidad de los libros.